martes, 12 de octubre de 2010

Diario de una dieta - Día 1

La dieta recomenzó y se vino con todo. Pensé que iba a ser más costoso de lo que fue, pero resulta que ayer me fue muy bien... Claro que hubo sus detallitos. Aquí les explico por qué.

Mi desayuno fue una rica tortilla de huevo y hot dog (o jod god como dicen algunos en Perú), fritos en poquitísimo aceite (no me volví millonaria de un día a otro, así que no tengo aceite de oliva. Vamos con el que hay). Para mojar el paladar, un cortadito, endulzado con edulcorante, claro está. No se permite el azúcar.

Para el almuerzo es que aparecieron los "detallitos". El tema es que Camilo y Felipe, mis compañeros de depa, me invitaron el almuerzo... y habían preparado lentejas con arroz. La verdad es que estaban muy, muy ricas y me llené bastante aunque comí poco arroz (no soy muy arrocera, felizmente). Comí más ensalada, así que mi mente está considerando esta comida como sana. ¡Tsshhh! Sana he dicho.

En la cena sí se me vino el hambre vorazmente, perooooo ¡supe controlarla! ¡Ja! Cuando empecé mi dieta anterior, me di cuenta que si dejaba que pasara un rato cuando tenía mucho hambre, poco a poco este disminuía. Ojo, no digo que desaparecía, pero sí bajaba un tanto. Ahora, esto es tema mío, no es que esté bien dejar de comer por completo y así el hambre va a pasar, eso es absurdo, así que dejo por sentado que esto es algo de mi organismo que no debe usted intentar en casa y sin la ayuda de un profesional.

Siguiendo con el tema, mi cena fue un jod god frito y un poco de la ensalada que quedó del almuerzo (lechuga y tomate con un toquecito de aceite, limón, sal y pimienta). De nuevo, para acompañar, un cortadito con su edulcorante más.

Pensé que no me llenaría, así que miré de reojo el pote de dulce de leche al fondo de la refri, y luego me volteé. Creo que no se dio cuenta.

Comí despacio porque cuando lo hago me lleno más (en los seres humanos normales es al verrés, pero en miky es así). Y me llené. Sí, me llené, y hasta hoy. El pote de dulce de leche me miró hoy por la mañana mientras preparaba mi cortadito, pero no le hice caso. Dicen que cuando dejas de prestarle atención a alguien -o algo- luego la torta se voltea y la atención va hacia ti. Creo que eso pasó con el dulce de leche. Pero déjame decirte, ex bff, que ya no siento nada por ti. Nuestra relación solo supo hacerme daño, así que hasta aquí no más. Me voy con mi cortadito.

lunes, 11 de octubre de 2010

Chaucito, dulce de leche.

OK, llegué a Argentina hace tres meses con mi récord de 13 kilos bajados. No pienso escribir mi peso anterior ni el actual, porque simplemente no me da la gana de hacerlo (y porque no sé el actual), pero el hecho es que desde que llegué me dejé llevar por los fuckin alfajores, Bon o bon, chupetines, dulce de leche, helados de dulce de leche, caramelos de dulce de leche, milanesas de dulce de leche... Está bien, no existe tal cosa como milanesas de dulce de leche, pero casi casi. ¡Todo es dulce de leche!

El punto es que volví a subir de peso. Ni de broma a como estaba antes, pero algo he subido, así que me he propuesto reiniciar mi dieta-milagrosa-hazme-bajar-trece-kilos, y empecé hoy.

El motivo de este post es que me dieron ganas de escribir sobre esto y tengo planeado seguir haciéndolo. Una especie de journal de mi progreso (espero, deseo, ansío) como persona de vida sana, de nuevo.

Así que chaucito, mi adorado dulce de leche. Te extrañaré y sé que vos a mí. Pero esta relación sha no puede seguir.