miércoles, 21 de diciembre de 2011

Plantas en la fachada

Hoy estuve en mi casa. En mi casa casi vacía. Ya me mudé, te cuento, así que mi casa está casi vacía.

Encontré varias 'reliquias': un candadito miniatura; un case de fílmico (¿así se dirá? Es cinta de video en rollito, como las del cine); una moneda de diez soles de oro; una "Pista rrrapida Meteoro" (así, con 3 ere); sellos con la cara de mi abuelito; arañas gigantes, negras y peludas, que mi hermano quería agarrar con las manos porque es amante de cualquier cosa con vida; una cajita de clips "inoxidables" que sí son inoxidables porque son de la época de mi abuelito, y aún no se oxidaron; llaves lindas, y un cráneo que nadie sabe de quién es, pero mi tía abuela, que vive en Estados Unidos, pero por temporadas viene acá y se queda varios meses, y está acá, quedándose varios meses, tiene la teoría de que es de uno de los hijos que se le murió a mi bisabuela, que ella guardó y al que le rezó toda su vida, y decía que le hacía 'milagritos'. Mi madrina, nieta de esa bisabuela, se llama Milagros.

Hoy estuve en mi casa, y está casi vacía. El sábado empezamos con la mudanza, y cuando vi el primer mueble embalado y trepado en el camión, sentí toda la pena que no había sentido en estos meses. Tengo 25 -casi 26- años, y he vivido 22 en esa casa. Ahí está enterrada Cookie, mi primera perrita, a la que amé con todo mi ser y que se murió mientras yo estaba de viaje de promoción. Yo regresé de ese viaje unas horas después de que ella muriera. Su cuerpito ya estaba frío.

También está enterrado Bronco. Él es hijo de Cookie.

Mi cumpleaños es el 20 de enero. Bronco y sus hermanos nacieron el 18 de enero de 1996. Ya te imaginarás quiénes fueron la verdadera atracción en mi cumpleaños de 1996. A Bronco le decíamos Chopito. Y por eso, si en algún momento me refiero a algún perro como "chopito", es porque a partir de Chopito, todos los chopitos son "chopito".

Chopito era un bóxer. Ahora tenemos un Yorkie. A él le decimos Chipito.

En un rato más voy a volver a ir a mi casa. Falta traer varias cosas. Pienso traer el tocadiscos de mi tía. No sé de qué año es exactamente, pero debe ser de los 60. Está enterito, y lindo.

Voy a extrañar mi casa, con las plantas en su fachada, el balcón que hace años no abrimos, las arañas everywhere (las de luz y los insectos), y la azotea que siempre me dio miedo. Voy a extrañar las fotos en el jardín, poder salir un día de sol y despanzurrarme en el patio hasta que me dé calor, y luego despanzurrarme en el piso de adentro, que es bien fresco. Voy a extrañar las fotos en la azotea que siempre me dio miedo, porque siempre me salieron fotos geniales ahí.

Voy a extrañar la falta de presión del agua en los caños y en la ducha, o sea, las duchas largas "porque mi cabello es largo" (no, me gustan las duchas largas, aunque procuro no tomarlas para cuidar el agua). Voy a extrañar el olor de mi abuelita, que a pesar de que ella no está físicamente hace más de tres años, su olor aún sigue ahí, y me lo dijo ayer mi prima, que hace tiempo no iba a mi casa. Voy a extrañar subir las escaleras y saludarla al aire, porque su cuarto es el primero que se ve, subiendo las escaleras. Voy a extrañar la chimenea que alguna vez intenté prender sin éxito, por idiota, porque la chimenea estaba 'activa'. Voy a extrañar los techos altos y escarchados. Voy a extrañar las plantas en su fachada. (Es que las voy a extrañar mucho).

Me gusta el nuevo depa. Me gusta muchísimo, y me siento muy a gusto aquí. Creo que con un poco de tiempo, al depa le van a salir plantas en la fachada.

Te quiero.

(Carta para M, escrita en respuesta a un mail que no tenía nada que ver con esta carta.)
M, me faltó decirte que el nuevo depa también huele a mi abuelita, y que la beca es lo mínimo que mereces en esta vida.

Martes 13 de diciembre de 2011

martes, 22 de noviembre de 2011

Without you here


A glimpse of your silhouette / as you walk nearby. / Could not catch your entireness. / Feels like you're not coming back. / I attempt to pursuit your presence / but could not manage to run after you. / Seems you don't want to be here anymore. / So what am I supposed to do? / Should I go and try to stop you? / Or should I just let you go? / Pretend it doesn't hurt the way it hurts. / Pretend I don't know all love is lost. / Pretend there's still something between us. / Pretend there's still something to fight for. / Just pretend. / Come back and pretend I am the one for you. / As I'll pretend you're the one for me. / We'll figure something out, / so that you don't need to say you'll leave. / So that you don't say you'll leave me here. / Since nothing is the same / without you here.

Martes 22 de noviembre de 2011

lunes, 7 de noviembre de 2011

11 consejos para olvidarse de un chico


Todos muy útiles… A su manera.

1. El consejo de mamá: Debes salir con tus amigas… Y con otros chicos. Aprovecha que eres joven.
2. El consejo de papá (con complejo de ginecólogo): Hagas lo que hagas, piensa con la cabeza... Y cuídate.
3. El consejo de la abuelita: Si fueras conmigo a la iglesia, podrías conocer a este chico del coro que toca lindo la guitarra… (Esta es la misma abuelita que dice que los dolores menstruales se irán "cuando me case". Traducción: "cuando deje de ser virgen". That ship sailed a few years ago, grandma…)
4. El "consejo" del hermano mayor: Bueno, olvídate pues, ¿no?
5. El consejo del amigo 'payaso': Imagínatelo cagando.
6. El consejo de la amiga puta: Tírate a otro, y ya.
7. El consejo del amigo que te quiere dar: Tienes que dejar que las cosas fluyan, ven, cuéntame todo…
8. El consejo de la amiga "aventurera": Date un viajecito, por ahí que tienes algo con un extranjero.
9. El consejo del amigo pendejo: Olvídate no más, que de hecho él ya se olvidó.
10. El consejo de la amiga 'sensata': Tú tranquila, ya pronto va a aparecer 'el hombre de tu vida'. (¿Existe tal cosa?)
11. El consejo del bodeguero: Todo se soluciona con un chocolatito.

El consejo que sigues: Todos los anteriores. Sobretodo el del bodeguero.

Jueves 13 de octubre de 2011.

jueves, 20 de octubre de 2011

Primera vez


Mi primer beso fue cuando yo aún estaba en el nido. No fue un beso apasionado, ni fue un beso per sé, pero fue mi 'primer beso'. Un beso de mentiritas. No tengo idea de qué edad tenía, porque no sé qué edad se tiene cuando se está en el nido, pero tenía la edad que se tiene cuando se está en el nido.

Luego me enteré que a mi archirrival de esa época también le gustaba 'mi hombre', y no tenía reparos en demostrarlo, la muy casquivana… Así que un día la tomé por las trenzas y la arrastré por el suelo. Lloró. Nunca me arrepentí de eso.

A los nueve años tuve la oportunidad de tener mi primer beso de verdad. Recuerdo que era una noche especial en mi colegio, iba a haber una actuación, o algo así. Mi enamorado de esa época -con quien aún no me había besado- me había dicho que esa noche nos besaríamos por primera vez. Sí, viví en una época en la que los enamorados te notificaban con anticipación sobre este tipo de acontecimientos. Y no, no soy vieja.


No pude ir esa noche, mi abuelo se enfermó. Recuerdo haber renegado y llorado mucho, porque me parecía inconcebible que porque mi abuelo se enfermara, yo tuviese que perder la oportunidad de 'chapar' por primera vez. Y en las escaleras del cole, todavía. Me molesté un poco más al enterarme que mi chico me llevó una Barbie y un ramo de flores esa noche. Me quedé con las ganas de la Barbie. Y del ramo de flores. Y del 'chape'.

Al ir creciendo entendí que eso fue una reverenda estupidez, no solo por el tema del beso, sino porque en ese momento no había comprendido en toda su magnitud el significado del cáncer, que era por lo que mi abuelito había enfermado. Nunca más renegué por eso.

Más tarde ese año, tuve otro enamorado, con quien tampoco me había besado porque, en realidad, no nos hablábamos. Cosas de niños. Me imagino ahora, con 25 años, con un chico con quien no me hablo. Aunque ahora que lo pienso, podría funcionar… No, no, puede no hablarme, pero definitivamente tiene que besarme. Y besarme rico.

Con el chico en mención me besé en varias oportunidades después, no de chicos, sino ya de grandes. Y hablábamos. Poco, pero hablábamos. Digamos que hablábamos lo necesario para dar pie al festival de besos de cada encuentro.
La relación terminó de la misma forma como empezó: por medio de una carta. Decidí que ya era suficiente. Con ya diez años, un historial de tres novios, ¿y ningún beso-beso? No, no era posible. Así que salí en busca de mi primer beso.

Ya tenía diez años, y para colmo de males, aún no había desarrollado del todo. Traducción, no me daban bola. Por lo menos, no los chicos que quería que me dieran bola. Un día salí con una amiga unos años mayor (ella tenía 15, y a mi edad de ese momento, era mi role model). Nos fuimos a 'veletear', como decía mi abuelita cuando no quería usar la frase 'buscar hombres'.

En un parque cerca a mi casa conocimos a unos chicos de unos catorce años. Unos "hombres", para mí. Uno de ellos me encantó, tenía unos ojitos divinos y una sonrisa pícara que si hoy en día veo en un chico, voy y lo beso en una.

Conversamos y conversamos. Recuerdo que me había puesto unas ballerinas rojas que me compraron por mi cumpleaños, y me encantaban. Él hizo una broma y se burló de ellas. Mi corazón de niña-de-diez-años-en-busca-de-su-primer-beso se rompió, y solo me quedé callada.



Unos diez minutos después, les dije que ya me tenía que ir, y él dijo que me acompañaría. Caminamos juntos y él hablaba mucho. Yo, en realidad, no lo escuchaba, solo pensaba que era un idiota por haberse burlado de mis zapatos. Después de dos largas cuadras de oírlo a lo lejos, me sujetó la mano y me volteó el rostro. Me miró a los ojos y me dijo que me quería besar. Yo le respondí que yo no quería porque él se había burlado de mis zapatos. Él sonrió. Luego se acercó y me clavó un beso.

Al recordarlo ahora, me parece un tanto tierno cómo sucedió todo, pero lo que recuerdo con más claridad es cómo odié ese beso. Fue un beso apurado, torpe, seco… y corto. Nada de lo que había imaginado, un engaño total de los pocos capítulos de telenovela que he visto en mi vida, una ofensa a las películas de los años 50. Puro bluff.

Ya no recuerdo el nombre de ese chico. Pero si por casualidades de la vida me lees, chico de ojitos divinos, sonrisa pícara y besos odiosos; y te reconoces en este texto, disculpa por herir tu manhood, pero espero que sirva para que –si no lo has hecho ya- mejores tus métodos.

A mis –actualmente- 25 años (¿ven que no soy vieja?), puedo decir que he recibido muchos besos, y a pesar del trauma de mi primer-primer beso, siempre preferiré los primeros besos, esos que están llenos de nervios, de mariposas, o de alcohol, pero que siempre están llenos de algo.

Algunos de mis primeros besos han sido buenísimos; otros, espectaculares. Pero afortunadamente ninguno ha bajado de esta categoría.

Supongo que es una forma de la vida de 'recompensarme'.

Jueves 20 de octubre de 2011

Imágenes:

martes, 18 de octubre de 2011

Canciones de niños*

* Que de niños no tienen mucho.

The Black Keys - Tighten up
Este video me mató de risa la primera vez que lo vi, y lo sigue haciendo.


Arctic Monkeys - Fluorescent Adolescent
Este me produce sentimientos encontrados. Debe ser por los payasos.


Fito Páez - 11 y 6
¿Un clásico? ¿Se puede decir eso? Igual me encanta la canción.




Bob Marley - Waiting in vain
Amo cuando el señor le muestra la foto a los loritos. Minuto 2:00.




The Chemical Brothers - Hey boy, hey girl
De más chica veía este video una y otra vez, sobretodo la parte de las manos a contraluz.




Pink Floyd - Another brick in the wall
Infaltable.





Pearl Jam - Jeremy
Obviamente...



Sé que se me escapan algunas (muchas), pero estas son las que vinieron primero a mi cabeza.
Enjoy. :)

sábado, 15 de octubre de 2011

Hilos


Siempre he creído que uno va por el mundo dejando una especie de estela, como si tejiera su camino. Siempre he visto a las personas con esta suerte de hilo detrás de ellas, haciendo del mundo una enorme madeja.

Cuando camino, me preocupo por el rastro que voy dejando, y me pregunto si alguien, en algún momento y/o lugar de la vida, lo seguirá.

Si algo tengo por seguro es que esos hilos se cruzan con miles, millones de hilos más. A veces, creamos nudos indestructibles; otras veces, nos enredamos de más. Algunas otras, tejemos historias realmente fabulosas, pero hay ocasiones en que terminamos atándonos del cuello hasta casi llegar a asfixiarnos.

Felizmente, en mi vida, en mi tejido, siempre que me encontré en una situación así, llegó alguien que me hizo descoser un poco de tela, y me hizo empezar de nuevo, formando un bordado de felicidad.

Viernes 11 de febrero de 2011

jueves, 13 de octubre de 2011

No te he olvidado



No te he olvidado, tu cuerpo sobre mi cuerpo
tu rostro sobre mi espalda.
No he olvidado tu fragancia
ni tus manías en la cama.
No he olvidado tu cuerpo, ni que conoces el mío.
No he olvidado que a veces
en nuestra cama solo había frío.

No olvido tu sonrisa, ni los tatuajes en tu piel.
No olvido que por las noches,
los tuyos y los míos
aprendían a fusionarse bien.

No olvido las discusiones, mucho menos las reconciliaciones.
No olvido cómo me mirabas, no olvido cuánto te deseaba.
No te olvido porque no olvido que hubo un momento en que te amaba.

No olvido que ya no te amo, recuerdo que nunca te amé.
No olvido que tampoco me amaste, olvido que no lo noté.

No olvidaré las distancias, las palabras lejanas.
Recordaré lo que fuimos, recordaré que vivimos.

No he olvidado que no he de olvidarte,
y sin embargo todo lo que puedo recordar
es que lo primero que hice al dejarte
fue dejarte de recordar.


Lunes 10 de octubre de 2011

viernes, 7 de octubre de 2011

Je pense à toi depuis mille ans


Caminaban juntos, siempre de la mano. Por momentos él la hacía girar sobre su eje, como bailando. Sus pasos, como sus ojos, estaban llenos de amor.

Iban siempre donde ella quería ir. Él quería ser un poco más como ella. Ella, quería que él siempre fuese él.

Si llegaban a algún lugar, ella conseguía entrar con su sonrisa. Él solo la seguía. Nadie se le resistía.

Estaban perdidos el uno sin el otro. Tanto amor no era posible. Tanto amor no era real.

Una noche llegaron a casa, ebrios de alcohol. Él la alzó en sus brazos y juntos cayeron al suelo. Ella lo besó, como nunca lo había besado antes. Él metió su mano por debajo de su falda y la tocó. Ahí. Ella se dejó embriagar un poco más.

Hicieron el amor varias veces durante toda la noche, como casi todas las noches.

Al día siguiente, despertaron con resaca, esa resaca que te recuerda que hay ciertas cosas que no quieres recordar.

Ellos recordaban todo.

Él la miró a los ojos, le cogió una nalga y la acercó a su cuerpo. Le pidió que se casara con él. Ella dijo que sí.


Debe ser que se amaban mucho.

Miércoles 24 de agosto de 2011

Después de escribir este texto, volví a toparme con esta canción,
que amo con todo mi ser y que escuché por primera vez hace ya varios
años. Y el video, definitivamente me hizo pensar en el poder del
subconsciente. En el poder de los recuerdos, por decirlo de alguna forma.

Two dead boys


Ladies and Gentlemen, skinny and stout,
I'll tell you a tale I know nothing about.
The Admission is free, so pay at the door,
now pull up a chair and sit on the floor.

One fine day in the middle of the night,
two dead boys got up to fight.
Back to back they faced each other,
drew their swords and shot each other.

A blind man came to watch fair play,
a mute man came to shout "Horray!"
A deaf policeman heard the noise and
came and killed those two dead boys.

He lived on the corner in the middle of the block,
in a two-story house on a vacant lot.
A man with no legs came walking by,
and kicked the lawman in his thigh.

He crashed through a wall without making a sound,
into a dry creek and suddenly drowned.
The long black hearse came to cart him away,
but he ran for his life and is still gone today.

I watched from the corner of the big round table,
the only eyewitness to facts of my fable.
But if you doubt my lies are true,
just ask the blind man, he saw it too.

Hace mucho tiempo leí este poema, y me encantó el uso de la antítesis y el oxímoron. Hoy me volví a topar con él. He buscado, pero sigo sin saber de quién es.
Leído aquí.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Ídem


Recuerdo esa noche. La recuerdo como si hubiese sido la noche de ayer. Te di el encuentro en nuestro café, y nos fuimos a caminar juntos, como solíamos hacer. Compraste unas cervezas y las bebimos sin pensar en lo que podría pasar, y seguimos caminando.

Conversamos mucho, hablamos poco. Pero hablamos de todo. Aunque ahora que lo pienso, no hablamos de casi nada. En ese momento la conversación solo fluía, como fluía también el alcohol. Y me besaste. Luego seguimos caminando.

Empezaste a hablar sin parar, me contabas sobre tu último viaje. “Deberíamos viajar”, dijiste. “Yo solo te quiero esta noche”, pensé, pero te dejé seguir. Me tomaste de la mano. Yo te quise soltar, y te diste cuenta. En lugar de soltarme, me agarraste un poco más fuerte.

Me detuve a comprar. Tú comenzaste a jugar con mi cabello, me abrazaste desde atrás, por la cintura, y me besaste el cuello.

Creo que ese fue el momento que lo decidió todo.

Volteé y te besé también. Tú sujetabas mi cabello, y eso hacía que no quisiera dejar de besarte.

Comenzamos a caminar, como programados hacia un mismo destino. Paraste un taxi y mientras tú le dabas tu dirección, yo trataba de no pensar que esa noche había decidido encontrarme contigo para terminarlo todo. “Vamos, linda”, y subimos.

En el taxi volviste a sujetarme la mano, y recostaste tu cabeza sobre mis pechos. Suspiraste como tomando valor y dijiste “te quiero”. Yo no respondí, tú no esperabas una respuesta. Volviste a recostar la cabeza y abrazaste mi cintura. Yo miré por la ventana.

Llegamos. Bajamos del taxi, subimos las escaleras, nos quitamos los sacos. Habías dejado todo listo. La luz era tenue, la música sonaba como a lo lejos, y tú sonreías como un niño.

“¿Te gusta?” preguntaste. “Está lindo”, te dije mientras me sacaba los zapatos y me soltaba el cabello. “Ahora ven acá”, y me agarraste la mano, y me jalaste hacia ti.

Me abrazaste, besaste mi mejilla y me quitaste la ropa lentamente, mientras te la quitabas tú también. Cómo disfrutaste cada momento… A mí también me gustó.


Me gusta hacerlo en la sala. Me da cierto sentimiento de libertad y de poder, el estar desnudos en el centro de tu casa...

Me desperté cerca de las cinco, me tenía que ir. “Me encantaría que te quedes”, me dijiste -una vez más-, y luego dudaste para volver a decir “te quiero”.

Me vestí y antes de salir te di un beso y te miré directamente a los ojos. Luego me puse el saco, los zapatos, amarré mi cabello, y bajé las escaleras. Salí de tu casa sonriendo, y dije al aire “yo también”.


Lunes 26 de septiembre de 2011

Cena


Me he quitado los zapatos y me he sentado en la alfombra a contemplarte. ¡Con qué facilidad te mueves en la cocina! Me concentro por un momento en los imanes de la refrigeradora y pienso en lo lindo que se ven sus colores en contraste con el de la puerta. Cómo resaltan. Luego mi mirada vuelve a ti. Dejaste abierto el primer botón de tu blusa, hiciste un nudo con la basta, y tu ombligo aparece de cuando en cuando, sobre ese pantalón negro entallado que tanto me gusta.

Te has recogido el cabello y colocaste un pañuelo rojo sobre él, como si fuese una vincha. Sobre tus labios rojos se posan las letras de nuestras canciones favoritas, y con complicidad me miras, por encima de tus lentes negros de carey.

Tu mano izquierda se desliza sensualmente sobre el repostero, mientras la derecha toma un cuchillo, y por un momento te imagino acercándote a mí, con esa mirada coqueta, y clavándolo lentamente en mi vientre.

Regreso a ti y me estás sonriendo. “¿Qué pasará por esa cabeza loca?”, preguntas, pero soy demasiado cobarde para contestar. Y por último, no tiene sentido, porque esa idea ya se fue y te he vuelto a ver linda, como me gusta verte. Así que solo sonrío. Qué cabrón, me volví a quedar callado.

Te acercas a mí muy despacio, con algo de preocupación en tu mirada. Me preguntas si estoy bien, dices que me veo pálido. Te contesto que estoy bien, que quien se ve pálida eres tú… Estás hasta ojerosa. “Sí, anoche no me dejaste dormir mucho”, me dices con picardía, mientras vas de regreso a la cocina.

Y ahora me imagino yo con el cuchillo, y me veo acercándome sigilosamente por detrás de ti. Me abrazo de tu cuello y tú ríes, pero empiezas a temblar cuando te das cuenta lo que hay en mi mano. No gritas, eso me gusta de ti. Tiemblas y no puedes hablar, lo que hace mi labor mucho más sencilla. Solo una lágrima te adorna la mejilla mientras deslizo el artefacto a través de tu garganta. Una lágrima de dolor en tu rostro, una de felicidad en el mío.

“¡Oye!” me gritas, y reacciono nuevamente. Volví a despegarme, y regreso un poco asustado, pero tú ni te das cuenta y te ríes de mi “distracción”.

La cena está lista. “Vamos a comer, bebé”, me dices con los labios cargados de amor.


Has preparado mi comida favorita y me pides que me siente en la cabecera, como un rey. Traes los platos servidos y todo se ve delicioso. Te sientas. Brindamos. No dejamos de mirarnos a los ojos mientras bebemos el primer trago de vino. Bajamos las copas y empezamos a comer.

Tus ojos brillan como en nuestra primera cita, y me preguntas si me gusta lo que has cocinado. “Está buenísimo”, contesto. Sonríes.

Conversamos de todo un poco, como hace un buen tiempo no hacíamos. Terminamos de comer y seguimos conversando. Reímos mucho también. Y de pronto me dices por qué sonríes tanto.

“Hoy, tu comida tiene un ingrediente especial”. Y vuelves a sonreír.

Recuerdo todas mis visiones, y luego cierro los ojos.

Sábado 24 de septiembre de 2011


Fotografía: Valeria Obregon, Bs. As., Argentina, edición de Carla Marroquín.

miércoles, 17 de agosto de 2011

He

He, who claims to be the owner of my soul –and he is,

who moves my world and lights up my day.

He, who makes it all go away with a gentle kiss.

who jumped into my heart and is not going away.


He, who always manages his way to the top of my mind,

who climbs up high to be within every one of my breaths.

He, who with a smile dominates all mankind,

who convinces even those without faith.


He, who pursuits not only his happiness, but mine,

who declines everything to be by my side.

He, who never forgets how to make me shine,

who embraces life as a one way ride.


He… He is nothing but an invention of my twisted mind.


Miércoles 17 de agosto de 2011

lunes, 15 de agosto de 2011

Nuestro secreto

Tengo tantas palabras estancadas en los dedos… Tengo tantas cosas por escribir, pero no quiero hacerlo. Si las escribo, te vas a enterar de todo. Te vas a enterar que eres lo único en lo que pienso todo el día, que el recuerdo de tu rostro me da vueltas en la cabeza, y que tu olor se ha quedado impregnado en mi cabello.

Y si te enteras de todo eso, tu actitud va a cambiar y vas a creerte el dueño de moi. No y no, señor. Acá quien domina el juego soy yo, así que me chasco los dedos, me despabilo y escribo sobre cualquier otra cosa… Como por ejemplo, lo absoluta y completamente maravilloso que es ver tu nombre en mi teléfono de vez en cuando o recordar tu casi gigantesca sonrisa… O pensar en lo rico que te ves con esa ropa (y sin ella), o ver tu foto aparecer entre algunos papeles olvidados…

Bueno, no le digas a nadie que te dije.

Lunes 15 de agosto de 2011

jueves, 30 de junio de 2011

Temblor

Tengo recuerdos de una vida que no he vivido, y visiones de cosas que nunca pasarán. Siento presencias que nunca han estado y percibo señales que no se enviaron.

Pienso y medito, es lo que soy. Así jamás he sido y de otra forma siempre seré.

Conservo pensamientos que nunca serán pensados, pero imagino que en algún momento pensé que alguien los imaginaría.

Respiro profundo. Me lanzo al vacío. Vacilo antes de caer, pero el viento me abraza y vuelvo a respirar.

Consigo sentir sin sensación alguna. Confío sin fe y medito sin mente. Me despego del mundo en un santiamén. Confía tú también.

Me estremecen los vientos helados.

Me estremece pensar que confiaste.

Me estremeces.

Confiaste. Y te estremecí.

Lunes 13 de junio de 2011

miércoles, 22 de junio de 2011

Creo que...


Aún es de día, se supone que no deberías estar aquí. Yo estoy tranquila, leyendo un libro. Paso la página, pero esta se regresa, así que tengo que sujetarla con los dedos. Me abstraigo en la lectura, o al menos eso trato de hacer, pero no me dejas concentrarme.
Me recuesto en el sillón, pero no quiero estar echada, así que me vuelvo a sentar. Luego me levanto… camino. Qué incómoda estoy.
No me dejas estar tranquila. Tu presencia es demasiado fuerte y me hace querer salir corriendo, pero al mismo tiempo hace que quiera quedarme. Eres cautivante.
Tengo frío. Y miedo. Pero siento que me das calor. Me siento sola y haces que me sienta acompañada. Vuelvo a sentarme, ya estoy más tranquila.
Abro el libro de nuevo y ahora sí puedo leer, ya no me inquietas. Eres extraño, ¿sabes? Algunas veces me inspiras confianza. Otras, temor. Y creo que es exactamente eso lo que me encanta de ti.
Subo las escaleras con un poco de temor. Miro a todas partes para asegurarme que te quedes donde estás, pero tú siempre haces lo que quieres, y sin que me diera cuenta, has subido conmigo. Siento tus pasos detrás de mí, pero no quiero mirarte. Me da miedo imaginarte mirándome sin saber qué hacer.
Las luces se apagan. Fuiste tú. No logro ver nada y estoy muerta de miedo. Siento tu respiración en mi nuca. Cierro los ojos como si eso fuese a solucionar algo, pero solo siento tu presencia cada vez más cerca. Dices algo que no logro entender y solo atino a pedirte que no me hagas daño. Ya sé que no lo harás, pero el temor me hace decir locuras.
Entro al cuarto y me recuesto en la cama. Luego siento que tú haces lo mismo. Te doy la espalda, pero una fuerza indescriptible hace que voltee. Por instinto, vuelvo a cerrar los ojos, pero sé que debo abrirlos… Sé que ha llegado el momento. Hay un fantasma a mi costado. Y ya es hora.
Viernes 10 de junio de 2011.

martes, 31 de mayo de 2011

El espejo me miró


Tengo ojos grandes y me gusta dormir boca abajo. Reniego de vez en cuando, pero detesto que la gente reniegue.

Me gustaría ducharme por horas y sentir el agua hirviendo en mi espalda, pero no lo hago porque pienso en el medio ambiente.

Construyo ideas todo el tiempo. No siempre las traigo a la realidad, pero siempre las construyo.

Me gusta tener las uñas cortas, y a veces odio el maquillaje.

No sé si quiero tener hijos, pero sí muchos sobrinos. Y perros, muchos perritos.

Soy muy desordenada. Pero si alguien me pide que encuentre algo en mi propio desorden, lo hago en dos segundos. Así que dentro de todo, soy ordenada.

Me gusta coquetear. Pero me gusta más que me coqueteen.

Cada vez que veo cámaras o fotos que me gustan (si son mías, mejor) mi corazón da un saltito de más.

A veces escribo con la mano izquierda para sentirme como una niña nuevamente. Y cuando lo hago, saco la lengua, y la pongo sobre mi labio superior.

Soy mirona. Me encanta mirar todo: mirar una vez, mirar dos veces, mirar las veces que sean necesarias para decir que miré lo suficiente.

Me encanta repetir algunas palabras.

El chocolate es mi debilidad.

Creo que todo en esta vida es circular y cíclico. Todo vino, todo volverá. Todo fue, todo será. Todo pasó, todo pasará… Y nosotros también.

No creo en el matrimonio.

No me gusta peinarme.

Quiero hacerme más tatuajes. Y más piercings.

Extraño a mi abuelita.

Creo que si uno desea algo lo suficiente y pone sus energías en ello, pasará.

Sé exactamente quiénes son mis verdaderos amigos, que siempre contaré con ellos, y que cuando lean esto se sentirán aludidos.

Me encanta ver películas abrazando a alguien.

Confío en que mi destino no está realmente escrito.

Odio hacer números.

Tengo más zapatos de los que debería tener.

No me gusta el silencio. Cuando hacemos silencio le damos pase a los sonidos de lo desconocido. Y me gusta lo desconocido, pero no me gustan sus sonidos.

No me gusta que me regalen flores o peluches.

Si me despierto en medio de la noche, es muy difícil que vuelva a dormirme.

Voy a tener un albergue para perritos.

Me gusta que me engrían, sobre todo si estoy enferma.

Creo firmemente en que algún día todos nos volveremos a ver. Y en que todo cae por su propio peso. Y en que de todo lo malo siempre sale algo bueno.

Mi destino ideal para unas vacaciones es Marruecos.

Me encanta hablar sola, a veces para saber cómo se me escucha, otras para responderme a mí misma. Me resulta… terapéutico.

A veces creo que debí nacer en los 40 o en los 50 para ser adolescente en los 60.

Estornudo -por lo menos- seis veces seguidas.

He vivido fuera del país y aún tengo planes de hacerlo, pero por temporadas. Siempre querré vivir en Perú.

Soy adicta a los geniogramas gracias a -por culpa de- mi papá.

Pienso que no hay nada mejor que la música, ya sea que compongas, cantes o solo la dediques. No hay mejor manera de expresión y ninguna que llene tanto y la sienta en tantos de mis sentidos.

Creo que deberíamos tener un switch que nos permita cambiar nuestra vista a grises y luego volver al color.

Todos los días me pongo una nueva meta, aunque sea pequeñita, y la cumplo.

Me encanta el invierno.

No tengo idea de cómo terminar este texto.

Martes 31 de mayo de 2011.

lunes, 30 de mayo de 2011

Vamos de vuelta

Mis pies se aferran al pasto que los recibe siempre tan fresco, y extiendo los brazos. El viento me recorre todo el cuerpo y lo dejo apoderarse de mí. Me elevo, mi alma se eleva y luego me dejo caer hacia atrás. Mientras caigo miro todo alrededor, en cámara lenta. Esto es como un juego.

El brillo del sol me hace entrecerrar los ojos por momentos y el viento hace que mi cabello baile en estilo libre. Cantan, las aves cantan y trato de identificar a cada una, pero son tantas que es imposible. Su alegría hace que todo sea un poco más lento, y que mi viaje dure un poco más.

El río suena no tan lejos, y escucho cómo por momentos acaricia las piedras, y cómo por momentos las azota sin piedad. Esta relación amor/odio me llama a gritos, pero aún no es el momento. Debo disfrutar mi viaje.

Mis dedos se sienten húmedos y mi vestido solo sabe volar. Algo me recorre todo el cuerpo, y no logro identificar qué es, hasta que el paisaje se torna vidrioso. Pestañeo, vuelvo a pestañear. Todo vuelve a verse normal, y ahora ella recorre mi mejilla. Extiendo los dedos y disfruto la brisa en mi cuello.

Siento que ya es hora y me suelto un poco más. Todos los músculos de mi cuerpo están preparados para este momento, y se relajan para permitirme disfrutarlo al máximo. Mi espalda toca el suelo, luego lo hacen mis piernas, y finalmente, mi cabeza. El pasto me abraza y no planea dejarme ir. Lo abrazo yo también, pero es momento de levantarse.

Mis pies se aferran al pasto que los vuelve a recibir, siempre tan fresco. Extiendo los brazos. El viento me recorre todo el cuerpo y mi alma se eleva.

Vamos de vuelta.

Sábado 28 de mayo de 2011.

jueves, 28 de abril de 2011

Te he pensado

Te he pensado. Y como muchas de las últimas veces, el pensamiento no ha sido triste, sino más bien ha sido un recordatorio de cuánto es que te amo.

Te he hablado. Y una vez más, no has estado aquí para escucharme. Pero me has escuchado.

Te he besado, sabiendo que no será el último beso, y sintiendo que ese beso ha sido correspondido.

Te he llorado. Y aunque creas que es algo malo, es todo lo contrario. Llorarte me hace bien, aunque sé que no te hace bien a ti. Y por eso, me he detenido.

Te he esperado. O mejor dicho, he esperado una respuesta que sé, no llegará. Pero igual siento que me has respondido.

Te he visto. Te veo todos los días, con los ojos abiertos o cerrados, pero siempre con el alma abierta.

Te he sentido. Aunque la lógica me dice que no hay parte de mi cuerpo que te pueda sentir, no hay parte de mi cuerpo que no te haya sentido. Te he sentido.

Te he soñado. Y no estaba durmiendo, pero te estaba soñando.

Te he tenido. Y es suficiente, porque sin tenerte jamás hubiese sido.


Martes 26 de abril de 2011.

lunes, 28 de febrero de 2011

Pinholeando ♥

Son medio rough, pero es mi primer intento. :)

Positivo - Doble exposición

Negativo - Doble exposición

Positivo - Doble exposición

Negativo - Doble exposición

Positivo

Negativo

Negativo - Doble exposición

Negativo

Negativo

Negativo