jueves, 20 de octubre de 2011

Primera vez


Mi primer beso fue cuando yo aún estaba en el nido. No fue un beso apasionado, ni fue un beso per sé, pero fue mi 'primer beso'. Un beso de mentiritas. No tengo idea de qué edad tenía, porque no sé qué edad se tiene cuando se está en el nido, pero tenía la edad que se tiene cuando se está en el nido.

Luego me enteré que a mi archirrival de esa época también le gustaba 'mi hombre', y no tenía reparos en demostrarlo, la muy casquivana… Así que un día la tomé por las trenzas y la arrastré por el suelo. Lloró. Nunca me arrepentí de eso.

A los nueve años tuve la oportunidad de tener mi primer beso de verdad. Recuerdo que era una noche especial en mi colegio, iba a haber una actuación, o algo así. Mi enamorado de esa época -con quien aún no me había besado- me había dicho que esa noche nos besaríamos por primera vez. Sí, viví en una época en la que los enamorados te notificaban con anticipación sobre este tipo de acontecimientos. Y no, no soy vieja.


No pude ir esa noche, mi abuelo se enfermó. Recuerdo haber renegado y llorado mucho, porque me parecía inconcebible que porque mi abuelo se enfermara, yo tuviese que perder la oportunidad de 'chapar' por primera vez. Y en las escaleras del cole, todavía. Me molesté un poco más al enterarme que mi chico me llevó una Barbie y un ramo de flores esa noche. Me quedé con las ganas de la Barbie. Y del ramo de flores. Y del 'chape'.

Al ir creciendo entendí que eso fue una reverenda estupidez, no solo por el tema del beso, sino porque en ese momento no había comprendido en toda su magnitud el significado del cáncer, que era por lo que mi abuelito había enfermado. Nunca más renegué por eso.

Más tarde ese año, tuve otro enamorado, con quien tampoco me había besado porque, en realidad, no nos hablábamos. Cosas de niños. Me imagino ahora, con 25 años, con un chico con quien no me hablo. Aunque ahora que lo pienso, podría funcionar… No, no, puede no hablarme, pero definitivamente tiene que besarme. Y besarme rico.

Con el chico en mención me besé en varias oportunidades después, no de chicos, sino ya de grandes. Y hablábamos. Poco, pero hablábamos. Digamos que hablábamos lo necesario para dar pie al festival de besos de cada encuentro.
La relación terminó de la misma forma como empezó: por medio de una carta. Decidí que ya era suficiente. Con ya diez años, un historial de tres novios, ¿y ningún beso-beso? No, no era posible. Así que salí en busca de mi primer beso.

Ya tenía diez años, y para colmo de males, aún no había desarrollado del todo. Traducción, no me daban bola. Por lo menos, no los chicos que quería que me dieran bola. Un día salí con una amiga unos años mayor (ella tenía 15, y a mi edad de ese momento, era mi role model). Nos fuimos a 'veletear', como decía mi abuelita cuando no quería usar la frase 'buscar hombres'.

En un parque cerca a mi casa conocimos a unos chicos de unos catorce años. Unos "hombres", para mí. Uno de ellos me encantó, tenía unos ojitos divinos y una sonrisa pícara que si hoy en día veo en un chico, voy y lo beso en una.

Conversamos y conversamos. Recuerdo que me había puesto unas ballerinas rojas que me compraron por mi cumpleaños, y me encantaban. Él hizo una broma y se burló de ellas. Mi corazón de niña-de-diez-años-en-busca-de-su-primer-beso se rompió, y solo me quedé callada.



Unos diez minutos después, les dije que ya me tenía que ir, y él dijo que me acompañaría. Caminamos juntos y él hablaba mucho. Yo, en realidad, no lo escuchaba, solo pensaba que era un idiota por haberse burlado de mis zapatos. Después de dos largas cuadras de oírlo a lo lejos, me sujetó la mano y me volteó el rostro. Me miró a los ojos y me dijo que me quería besar. Yo le respondí que yo no quería porque él se había burlado de mis zapatos. Él sonrió. Luego se acercó y me clavó un beso.

Al recordarlo ahora, me parece un tanto tierno cómo sucedió todo, pero lo que recuerdo con más claridad es cómo odié ese beso. Fue un beso apurado, torpe, seco… y corto. Nada de lo que había imaginado, un engaño total de los pocos capítulos de telenovela que he visto en mi vida, una ofensa a las películas de los años 50. Puro bluff.

Ya no recuerdo el nombre de ese chico. Pero si por casualidades de la vida me lees, chico de ojitos divinos, sonrisa pícara y besos odiosos; y te reconoces en este texto, disculpa por herir tu manhood, pero espero que sirva para que –si no lo has hecho ya- mejores tus métodos.

A mis –actualmente- 25 años (¿ven que no soy vieja?), puedo decir que he recibido muchos besos, y a pesar del trauma de mi primer-primer beso, siempre preferiré los primeros besos, esos que están llenos de nervios, de mariposas, o de alcohol, pero que siempre están llenos de algo.

Algunos de mis primeros besos han sido buenísimos; otros, espectaculares. Pero afortunadamente ninguno ha bajado de esta categoría.

Supongo que es una forma de la vida de 'recompensarme'.

Jueves 20 de octubre de 2011

Imágenes:

martes, 18 de octubre de 2011

Canciones de niños*

* Que de niños no tienen mucho.

The Black Keys - Tighten up
Este video me mató de risa la primera vez que lo vi, y lo sigue haciendo.


Arctic Monkeys - Fluorescent Adolescent
Este me produce sentimientos encontrados. Debe ser por los payasos.


Fito Páez - 11 y 6
¿Un clásico? ¿Se puede decir eso? Igual me encanta la canción.




Bob Marley - Waiting in vain
Amo cuando el señor le muestra la foto a los loritos. Minuto 2:00.




The Chemical Brothers - Hey boy, hey girl
De más chica veía este video una y otra vez, sobretodo la parte de las manos a contraluz.




Pink Floyd - Another brick in the wall
Infaltable.





Pearl Jam - Jeremy
Obviamente...



Sé que se me escapan algunas (muchas), pero estas son las que vinieron primero a mi cabeza.
Enjoy. :)

sábado, 15 de octubre de 2011

Hilos


Siempre he creído que uno va por el mundo dejando una especie de estela, como si tejiera su camino. Siempre he visto a las personas con esta suerte de hilo detrás de ellas, haciendo del mundo una enorme madeja.

Cuando camino, me preocupo por el rastro que voy dejando, y me pregunto si alguien, en algún momento y/o lugar de la vida, lo seguirá.

Si algo tengo por seguro es que esos hilos se cruzan con miles, millones de hilos más. A veces, creamos nudos indestructibles; otras veces, nos enredamos de más. Algunas otras, tejemos historias realmente fabulosas, pero hay ocasiones en que terminamos atándonos del cuello hasta casi llegar a asfixiarnos.

Felizmente, en mi vida, en mi tejido, siempre que me encontré en una situación así, llegó alguien que me hizo descoser un poco de tela, y me hizo empezar de nuevo, formando un bordado de felicidad.

Viernes 11 de febrero de 2011

jueves, 13 de octubre de 2011

No te he olvidado



No te he olvidado, tu cuerpo sobre mi cuerpo
tu rostro sobre mi espalda.
No he olvidado tu fragancia
ni tus manías en la cama.
No he olvidado tu cuerpo, ni que conoces el mío.
No he olvidado que a veces
en nuestra cama solo había frío.

No olvido tu sonrisa, ni los tatuajes en tu piel.
No olvido que por las noches,
los tuyos y los míos
aprendían a fusionarse bien.

No olvido las discusiones, mucho menos las reconciliaciones.
No olvido cómo me mirabas, no olvido cuánto te deseaba.
No te olvido porque no olvido que hubo un momento en que te amaba.

No olvido que ya no te amo, recuerdo que nunca te amé.
No olvido que tampoco me amaste, olvido que no lo noté.

No olvidaré las distancias, las palabras lejanas.
Recordaré lo que fuimos, recordaré que vivimos.

No he olvidado que no he de olvidarte,
y sin embargo todo lo que puedo recordar
es que lo primero que hice al dejarte
fue dejarte de recordar.


Lunes 10 de octubre de 2011

viernes, 7 de octubre de 2011

Je pense à toi depuis mille ans


Caminaban juntos, siempre de la mano. Por momentos él la hacía girar sobre su eje, como bailando. Sus pasos, como sus ojos, estaban llenos de amor.

Iban siempre donde ella quería ir. Él quería ser un poco más como ella. Ella, quería que él siempre fuese él.

Si llegaban a algún lugar, ella conseguía entrar con su sonrisa. Él solo la seguía. Nadie se le resistía.

Estaban perdidos el uno sin el otro. Tanto amor no era posible. Tanto amor no era real.

Una noche llegaron a casa, ebrios de alcohol. Él la alzó en sus brazos y juntos cayeron al suelo. Ella lo besó, como nunca lo había besado antes. Él metió su mano por debajo de su falda y la tocó. Ahí. Ella se dejó embriagar un poco más.

Hicieron el amor varias veces durante toda la noche, como casi todas las noches.

Al día siguiente, despertaron con resaca, esa resaca que te recuerda que hay ciertas cosas que no quieres recordar.

Ellos recordaban todo.

Él la miró a los ojos, le cogió una nalga y la acercó a su cuerpo. Le pidió que se casara con él. Ella dijo que sí.


Debe ser que se amaban mucho.

Miércoles 24 de agosto de 2011

Después de escribir este texto, volví a toparme con esta canción,
que amo con todo mi ser y que escuché por primera vez hace ya varios
años. Y el video, definitivamente me hizo pensar en el poder del
subconsciente. En el poder de los recuerdos, por decirlo de alguna forma.

Two dead boys


Ladies and Gentlemen, skinny and stout,
I'll tell you a tale I know nothing about.
The Admission is free, so pay at the door,
now pull up a chair and sit on the floor.

One fine day in the middle of the night,
two dead boys got up to fight.
Back to back they faced each other,
drew their swords and shot each other.

A blind man came to watch fair play,
a mute man came to shout "Horray!"
A deaf policeman heard the noise and
came and killed those two dead boys.

He lived on the corner in the middle of the block,
in a two-story house on a vacant lot.
A man with no legs came walking by,
and kicked the lawman in his thigh.

He crashed through a wall without making a sound,
into a dry creek and suddenly drowned.
The long black hearse came to cart him away,
but he ran for his life and is still gone today.

I watched from the corner of the big round table,
the only eyewitness to facts of my fable.
But if you doubt my lies are true,
just ask the blind man, he saw it too.

Hace mucho tiempo leí este poema, y me encantó el uso de la antítesis y el oxímoron. Hoy me volví a topar con él. He buscado, pero sigo sin saber de quién es.
Leído aquí.