miércoles, 18 de diciembre de 2013

Ni una sola palabra


Subió las escaleras con todo el cuidado que pudo, pero por la antigüedad de la casa, estas no dejaban de rechinar. Lo que más le asustaba no era saber lo que encontraría en el segundo piso, sino esa sensación de que tras el sonido de sus pasos había otro crujido, que dejaba de sonar cuando él detenía su marcha.


Mientras esperaba oírlo nuevamente, su corazón latía tan fuerte y rápido que por un momento se quedó pensando en el tiempo que le tomaría a alguien encontrar su cuerpo sin vida en esa cabaña tan alejada. Oía sus latidos retumbar en su cabeza, y su respiración se aceleraba cada vez más.

Tomó valor y volvió a dar un paso, tratando ahora de no pensar en su seguidor, e imaginando otros medios para llegar a esa habitación.

Llegó al último escalón con la esperanza de tener el coraje suficiente para voltear y encarar de una buena vez a su acompañante indeseado, pero cuando lo hizo, no vio nada. Obviamente.

Solo un pasadizo por recorrer, y llegaría a su destino. Solo un pasadizo oscuro, sucio y maloliente más, y sería libre. Finalmente, Ruth, la enfermera de su abuelo, había sido fácil de eliminar.

- Joven Ernesto, ¡qué gusto verlo por aquí después de tanto tiempo! ¿Le sirvo un café?
- Sí, Ruth, muchas gracias... Pero solo si te tomas uno conmigo.

Y ya. Unas gotas en el café, y listo. Lo difícil sería encarar al viejo luego de tantos meses. A pesar de haber planeado por años cómo lo mataría, Ernesto sentía cierto remordimiento por no haber hecho mejor las cosas durante esos últimos días. Sabía que al entrar, el abuelo lo miraría directamente a los ojos y se derrumbaría ante su presencia, como había sido siempre.

Se detuvo ante la puerta semiabierta del cuarto. Una delgada línea de luz asomaba por ella e iluminaba un poco su rostro. Respiró profundamente y la empujó con cuidado. El abuelo estaba tendido en la cama, mucho más delgado que de costumbre. Ernesto se detuvo unos segundos para recorrer con la mirada toda la tela sobrante de su pijama. La tela colgaba como cuelgan las sábanas de una cama mal tendida.

- Han pasado meses, -dijo el abuelo- y en todo este tiempo, ni una sola palabra.

Ernesto seguía ahí, parado, mirando la tela del pijama colgar, observando también lo definidos que estaban los huesos de la mano del abuelo. Recordó esa vez en que, con unos amigos de infancia, encontró el esqueleto de un obrero, que alguien había asesinado e intentado desaparecer entre unos cerros en las afueras de Lima.

El abuelo volteó la cabeza y miró directamente a los ojos de Ernesto, tal como él lo había imaginado. Pero la mirada era, ciertamente, muy diferente a la que imaginó.

- Tienes suerte, Ernesto. A pesar de todo, no guardo ni guardaré rencor. A pesar de que sé a qué has venido.

Ernesto levantó la pistola que tenía en la mano, y la apuntó hacia la cabeza del abuelo, tratando de evitar que él notara lo mucho que temblaba.

Los dos se quedaron mirando unos segundos, hasta que el abuelo bajó un poco la cabeza, en un gesto de aprobación. Ernesto empezaba a apretar lentamente el gatillo, cuando la pistola se le cayó de la mano, y sintió una presión muy fuerte en la cintura. Luego, sintió mucho frío, y se dio cuenta que estaba como adormecido, y no escuchaba bien. Pensó en su trayecto hacia la habitación, subiendo las escaleras, y volteó para mirar la puerta. Su padre estaba ahí parado, con lágrimas en las mejillas, viéndolo morir.

La cantidad de sangre que salía del agujero que había hecho la bala al traspasar su cuerpo puso nervioso a Ernesto, pero solo se dejó caer al piso.

Su padre se acercó a mirarlo, aún con la pistola en la mano.

- No hay una sola persona en la familia que no se haya dado cuenta de tu ambición, hijo. Es una pena...

Mientras decía esto, alzó el arma y apuntó justo entre los ojos de Ernesto.

- Esa herencia es mía.


Miércoles 18 de diciembre de 2013

jueves, 12 de diciembre de 2013

Veintiséis

Fuiste mío y de nadie. Te amé tantas veces como te odié tantas otras, con ese amor que te lleva a la locura, con ese amor que te lleva al odio.

Te odié como se aman los dementes y te amé como nunca supe amar a nadie más.

Tu cuerpo fue mío. Tu alma, no lo sé. Y me pregunto si existirá la posibilidad de que tú, estúpidamente, tengas la misma duda.

Te recuerdo y vuelvo a amarte, o mejor dicho, vuelvo a amar tu recuerdo, y a esa persona que no fuiste, que mi mente creó mientras yo estaba ocupada amándote y odiándote.

Estaba absorta en ti.

Me quedé por ti. Me perdí en ti. Me perdí en la ilusión del 'nosotros'. Me dejé llevar por tu sonrisa, y por el amor que sé que sentiste, pero que nunca fue realmente para mí, sino para tu propia ilusión.

Aprendí la lección, pero siempre me quedará el sinsabor de querer hacerlo todo de nuevo.

Si tan solo hubiésemos coordinado ilusiones...

Jueves 12 de diciembre de 2013

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Bonita

Bonita,
despertaste y me miraste
directo a los ojos.

Y mis ojos
te miraron
directamente a ti.

No puedo contar
la cantidad
de veces
que mis ojos te miraron
desde que te amo,
y no puedo pensar en
amar otros ojos como
amo a los tuyos.

Tus ojos, bonita.

Son tus ojos
los que me tienen aquí.

Bonita, yo te amo.

Te amo sin sexo
y sin nacionalidad.
Te amo sin condición social,
sin prejuicios
ni argumentos.

Bonita, tú eres todo
lo que siempre quise de ti.


Martes 10 de diciembre de 2013

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Reloj



Son las diez y veintiocho, y he venido a la sala a escribirte. Nunca mis palabras tardaron tanto en salir, considerando que llegué aquí alrededor de las nueve y treinta. Sin embargo, aquí me tienes, escribiéndote. Y las palabras siguen tardías.

No es lo mismo si no te tengo. No es lo mismo si tú no estás. Pero aquí estoy yo, escribiéndote. Y ya son las diez y treinta y uno.

Por momentos el reloj se detiene, pero la música sigue sonando, así que sé que realmente no es el tiempo el que se ha detenido, sino que has venido a invadir mi mente.

Diez y treinta y seis.

Suena mi canción favorita, que con el tiempo, se volvió tu canción favorita también. Desde entonces dejó de gustarme un poco, y desde que te fuiste me gusta más que nunca. Diez cuarenta, ahora.

Es hora de dormir. No quiero pensarte más, no por hoy. El reloj se hace más lento mientras más te pienso, y yo solo quiero descansar.

Son las diez y veintiocho. El reloj sí se había detenido, y mi página está completamente en blanco.

Martes 19 de noviembre de 2013

lunes, 28 de octubre de 2013

Salto


Yo no sé,
pero te quiero.
Es que has sabido entrar.
Y quedarte.
Y yo quiero saberlo
todo de ti.
Saber qué te inspira,
qué te hace rabiar.
Saberte completo,
saberte mío.

Yo no sé, pero
me haces temblar.
Y querer que te quedes.
Y quererte querer.
Y quererte completo.
Y quererte mío.

Yo no sé...
Me haces amar.


Miércoles 23 de octubre de 2013

miércoles, 23 de octubre de 2013

Otro

Ya no estás.
Has dejado olvidado tu aroma de cigarro
                                               en el auto.
y olvidaste llevarte la carta que te devolví...
Hubiese preferido que olvidaras irte tú.

Desde fuera la gente me mira,
y yo apago la luz que evidencia mi llanto.
Muy pocos saben admirar las lágrimas, pero
               de vez en cuando
                                  alguien te sorprende.

Él me mira diferente. Él me mira,
y no deja de mirarme.
Ni cuando me doy cuenta de su mirada,
ni cuando no puedo dejar de mirarlo
                                          yo a él.

Él me mira y mira mi alma.
y yo no quiero dejar de mirarlo
                                 jamás.

Ya no estás.
Has dejado olvidado tu aroma en el auto,
pero te llevaste contigo tu forma de mirarme,
                        y yo dejé así de mirarte a ti.

Y él...
Él no deja de mirarme.

Martes 15 de octubre de 2013

martes, 23 de julio de 2013

Basta imaginar

Abro los ojos y ahí estás tú. Realmente no estás ahí, pero estás.

Me hablas en mi mente, y me parece gracioso lo que me dices. Me río. Acomodas mi cabello detrás de mi oreja y me das un pequeño beso. Pegamos nuestros cuerpos aún más. Hace frío, así que me abrazas, abrigándome.

Eres muy tierno en mis sueños.

Te abrazo también, y me dices que nunca me dejarás libre. Debe ser que yo no quiero dejarte a ti.




Pasan las horas, y siento que podríamos estar así por siempre. (¿Qué es "por siempre"?) Me dices "'Por siempre'... 'Por siempre' no es suficiente..."

Para mí es suficiente tenerte junto a mí, aunque no estés junto a mí, aunque tenerte sea imaginarte, y que me hables signifique soñar.

Para mí es suficiente no tenerte.


Domingo 14 de julio de 2013

miércoles, 22 de mayo de 2013

-

Lo que yo quiero es que seamos tú y que seamos yo, pero nunca que seamos nosotros.

¿Es tan difícil de entender?

miércoles, 8 de mayo de 2013

Vete completo

Ya no estás aquí
tu sombra se ha esfumado con el viento,
pero has dejado olvidado tu recuerdo en mí.

Si vas a irte, vete completo.
Vuelve a llevarte mis memorias de ti
para intentar vivir sin tu sustento.

Vuelve y llévate todos tus recuerdos.
Vuelve, déjame sin este sufrimiento.
Déjame ponerle un sombrero a tu recuerdo.

Jueves 2 de mayo de 2013

domingo, 5 de mayo de 2013

Despedida

"No quiero llegar a tu casa", dijiste.

"Yo tampoco quiero llegar", dije yo.

Pero los dos seguimos caminando. Yo miraba tu sombra, y tú la mía.

Ambas iban delante de nosotros.

Domingo 05 de mayo de 2013

lunes, 1 de abril de 2013

Carta a la Cordura

Desde un diminuto rincón
de esta auto implantada postura,
te escribo a ti, Cordura
pidiéndote perdón.
No he entrado en razón,
y me ha ganado la locura.
Me ha envuelto por la cintura
esta extraña sensación
que invade con pasión
y con desdeñada usura
cada espacio de mi albura.

He permitido la invasión
desde una impasible altura
y yo, otrora pura
he perdido dirección.
Pero encuentro satisfacción
en esta tu extraña figura,
la que demuestra tu amargura
y supera mi ambición.

Dejo atrás toda finura
e intento de expulsión
y de esta absurda confusión
me vuelvo calmada locura.

Viernes 29 de marzo de 2013

Caza

Son curiosas,
peligrosas,
las líneas de tu cuerpo.
Se deslizan cuidadosas
mis manos sobre él,
y no quiero aceptar
que te deseo con locura.
Con esa locura que
te hace decir "te amo".

Pero no te lo diré.

Solo te veré
ejercer tu derecho
sobre mi cuerpo poseído,
que tantas veces a oscuras
ha sido envuelto en tu encanto.

Entre tanto,
el pensamiento no cesa
y me dejo ya llevar...
Has capturado a tu presa.

Miércoles 27 de marzo de 2013

lunes, 18 de marzo de 2013

Incoherencias

Confabulas con mis sueños
y no sabes hacerte esperar.
Es absurdo ya negar
que te has convertido en mi dueño.
Sabes bien ser el señuelo
de mis instintos más bajos.
Conoces todos los atajos
de mi cuerpo en ansiedad,
y te acercas sin piedad
a robar lo que te pertenece
mientras mi alma se convence
de que nunca te he pertenecido.

Veo cómo tu alma se desvanece
y estas líneas han perdido el sentido.


Lunes 18 de marzo de 2013

Sueño

Somnolienta en mi cama,
tú te acercas sin piedad.
Tus pasos en la oscuridad
siento bajo la sábana.
Me siento de ti lejana,
y te acercas, sigiloso.
Siento desde ya el acoso
de tu inminente despertar.
Ya no me atrevo a voltear,
sé que estás ahí, furioso.


Sábado 9 de marzo de 2013

miércoles, 6 de marzo de 2013

Perfecta

Naciste perfecta,
pequeño ángel irradiando luz.
Tu figura, tu silueta.
Nadie más, ninguna como tú.

Tu aliento sincero, tus ojos de lava.
Pícara ladrona, robaste mi alma.
Mi alma y tu alma, que juntas brillaban,
que cuando juntas, solo había calma.

Me sentía tan tuyo, nunca te sentí mía,
te sentía lejana, mariposa en barullo.
Imaginaba que tú, sin querer algún día,
me quisieras igual, me sintieras tan tuyo.

El silencio es tu arte,
mas el ruido te anida.
Vamos, déjame amarte,
déjame quitarte un poco de vida.

Martes 5 de marzo de 2013.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Adiós

Me he dado cuenta de que, conforme pasan los días (o bueno, las noches), ya no soy tan insomne. Y esa ha de ser una mala noticia para ti, mi querido acompañante nocturno, puesto que es en las noches en que no puedo dormir cuando te escribo con mis mejores palabras.

Me extrañarás, lo sé, pero yo no te extrañaré tanto a ti. Ya no necesito decirte tanto. Sin embargo, tú seguirás necesitando leerme. Qué pena por ti, estancado en la esperanza de una lectura nocturna. Qué pena por mí, que dejaré de escribirte cuando solo sé escribirte mejor. Pero qué alegría al mismo tiempo: esto solo puede significar que te estoy olvidando.

Fuerte palabra, 'olvido', y sé que te duele leerla en mi mente. Pero la verdad es esa: te estoy olvidando, y dejaré de escribirte. Apenas termine con esta carta.

¿Cómo termino esta carta, mi adorado y entrañable compañero de tinieblas? ¿Con qué cara enfrento que debo dejarte y dejar una parte de mí en estas letras?

Tal vez solo necesite decirte adiós. No me gusta decir "adiós", porque es una palabra definitiva. Pero lo que necesito ahora es poder ser definitiva.

Así que te digo adiós, mi alguna vez amado compañero de vida... Hasta la próxima carta.



Miércoles 27 de febrero de 2013

miércoles, 6 de febrero de 2013

Catarsis

Hoy es un día vacío. Uno de esos días en los que solo quiero escribir y leer y releer lo que escribo, corrigiendo una y otra vez cada línea, hasta que pierden sentido y siento que debo empezar de nuevo, así que releo una vez más, y todo vuelve a tener razón. Hoy es uno de esos días.

Nunca me gustó tomar café cuando escribo, y lo escribo porque es de esos clichés que tiene la gente, y que seguramente cumplen muchos escritores (o personas que escriben). Pero no yo. Yo prefiero solo escribir. Página en blanco y un lapicero, o una pluma, si me siento muy elegante, inspirada... o victoriana. Aunque debo confesar que, a veces, una barra de chocolate es bien recibida.

Menciono lo del café porque pensé, mientras escribía esto, qué podría mejorar la sensación que me da trasladar la punta de este lapicero de un espacio a otro en este mismo pedazo de papel, formando frases sin sentido. Y creo que la respuesta es "nada".

La respuesta es "nada".

Hace días no me sentía tan bien como en este momento, y me doy cuenta de que no es necesario escribir sobre un tema en específico para hacer catarsis. Escribir nunca me ayudó tanto como hoy. Papel y lapicero. Eso es todo lo que necesité para sentirme mejor.

Ahora, necesito mi cama. Y una almohada.

Sábado 2 de febrero de 2013