de esta auto implantada postura,
te escribo a ti, Cordura
pidiéndote perdón.
No he entrado en razón,
y me ha ganado la locura.
Me ha envuelto por la cintura
esta extraña sensación
que invade con pasión
y con desdeñada usura
cada espacio de mi albura.
He permitido la invasión
desde una impasible altura
y yo, otrora pura
he perdido dirección.
Pero encuentro satisfacción
en esta tu extraña figura,
la que demuestra tu amargura
y supera mi ambición.
Dejo atrás toda finura
e intento de expulsión
y de esta absurda confusión
me vuelvo calmada locura.
Viernes 29 de marzo de 2013