"¿Para qué hablar cuando nadie te entiende?"
En la monotonía de las palabras
se pierde todo sentido de expresión
y asoma la incertidumbre de la equivocación.
Entonces callo. Callo y trago mi orgullo.
Entonces mi orgullo decrece. Decrece y me lamento.
Pero es un lamento silencioso. Entonces no es un lamento.
Pero en esta pseudo meditación me encuentro
Y encuentro que no me gusta lo que encuentro.
Jueves 03 de enero de 2008.
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