

He, who claims to be the owner of my soul –and he is,
who moves my world and lights up my day.
He, who makes it all go away with a gentle kiss.
who jumped into my heart and is not going away.
He, who always manages his way to the top of my mind,
who climbs up high to be within every one of my breaths.
He, who with a smile dominates all mankind,
who convinces even those without faith.
He, who pursuits not only his happiness, but mine,
who declines everything to be by my side.
He, who never forgets how to make me shine,
who embraces life as a one way ride.
He… He is nothing but an invention of my twisted mind.
Miércoles 17 de agosto de 2011
Tengo tantas palabras estancadas en los dedos… Tengo tantas cosas por escribir, pero no quiero hacerlo. Si las escribo, te vas a enterar de todo. Te vas a enterar que eres lo único en lo que pienso todo el día, que el recuerdo de tu rostro me da vueltas en la cabeza, y que tu olor se ha quedado impregnado en mi cabello.
Y si te enteras de todo eso, tu actitud va a cambiar y vas a creerte el dueño de moi. No y no, señor. Acá quien domina el juego soy yo, así que me chasco los dedos, me despabilo y escribo sobre cualquier otra cosa… Como por ejemplo, lo absoluta y completamente maravilloso que es ver tu nombre en mi teléfono de vez en cuando o recordar tu casi gigantesca sonrisa… O pensar en lo rico que te ves con esa ropa (y sin ella), o ver tu foto aparecer entre algunos papeles olvidados…
Bueno, no le digas a nadie que te dije.
Lunes 15 de agosto de 2011
Tengo recuerdos de una vida que no he vivido, y visiones de cosas que nunca pasarán. Siento presencias que nunca han estado y percibo señales que no se enviaron.
Pienso y medito, es lo que soy. Así jamás he sido y de otra forma siempre seré.
Conservo pensamientos que nunca serán pensados, pero imagino que en algún momento pensé que alguien los imaginaría.
Respiro profundo. Me lanzo al vacío. Vacilo antes de caer, pero el viento me abraza y vuelvo a respirar.
Consigo sentir sin sensación alguna. Confío sin fe y medito sin mente. Me despego del mundo en un santiamén. Confía tú también.
Me estremecen los vientos helados.
Me estremece pensar que confiaste.
Me estremeces.
Confiaste. Y te estremecí.
Lunes 13 de junio de 2011
El brillo del sol me hace entrecerrar los ojos por momentos y el viento hace que mi cabello baile en estilo libre. Cantan, las aves cantan y trato de identificar a cada una, pero son tantas que es imposible. Su alegría hace que todo sea un poco más lento, y que mi viaje dure un poco más.
El río suena no tan lejos, y escucho cómo por momentos acaricia las piedras, y cómo por momentos las azota sin piedad. Esta relación amor/odio me llama a gritos, pero aún no es el momento. Debo disfrutar mi viaje.
Mis dedos se sienten húmedos y mi vestido solo sabe volar. Algo me recorre todo el cuerpo, y no logro identificar qué es, hasta que el paisaje se torna vidrioso. Pestañeo, vuelvo a pestañear. Todo vuelve a verse normal, y ahora ella recorre mi mejilla. Extiendo los dedos y disfruto la brisa en mi cuello.
Siento que ya es hora y me suelto un poco más. Todos los músculos de mi cuerpo están preparados para este momento, y se relajan para permitirme disfrutarlo al máximo. Mi espalda toca el suelo, luego lo hacen mis piernas, y finalmente, mi cabeza. El pasto me abraza y no planea dejarme ir. Lo abrazo yo también, pero es momento de levantarse.
Mis pies se aferran al pasto que los vuelve a recibir, siempre tan fresco. Extiendo los brazos. El viento me recorre todo el cuerpo y mi alma se eleva.
Vamos de vuelta.
Sábado 28 de mayo de 2011.
Te he pensado. Y como muchas de las últimas veces, el pensamiento no ha sido triste, sino más bien ha sido un recordatorio de cuánto es que te amo.
Te he hablado. Y una vez más, no has estado aquí para escucharme. Pero me has escuchado.
Te he besado, sabiendo que no será el último beso, y sintiendo que ese beso ha sido correspondido.
Te he llorado. Y aunque creas que es algo malo, es todo lo contrario. Llorarte me hace bien, aunque sé que no te hace bien a ti. Y por eso, me he detenido.
Te he esperado. O mejor dicho, he esperado una respuesta que sé, no llegará. Pero igual siento que me has respondido.
Te he visto. Te veo todos los días, con los ojos abiertos o cerrados, pero siempre con el alma abierta.
Te he sentido. Aunque la lógica me dice que no hay parte de mi cuerpo que te pueda sentir, no hay parte de mi cuerpo que no te haya sentido. Te he sentido.
Te he soñado. Y no estaba durmiendo, pero te estaba soñando.
Te he tenido. Y es suficiente, porque sin tenerte jamás hubiese sido.
Martes 26 de abril de 2011.