miércoles, 20 de noviembre de 2013

Reloj



Son las diez y veintiocho, y he venido a la sala a escribirte. Nunca mis palabras tardaron tanto en salir, considerando que llegué aquí alrededor de las nueve y treinta. Sin embargo, aquí me tienes, escribiéndote. Y las palabras siguen tardías.

No es lo mismo si no te tengo. No es lo mismo si tú no estás. Pero aquí estoy yo, escribiéndote. Y ya son las diez y treinta y uno.

Por momentos el reloj se detiene, pero la música sigue sonando, así que sé que realmente no es el tiempo el que se ha detenido, sino que has venido a invadir mi mente.

Diez y treinta y seis.

Suena mi canción favorita, que con el tiempo, se volvió tu canción favorita también. Desde entonces dejó de gustarme un poco, y desde que te fuiste me gusta más que nunca. Diez cuarenta, ahora.

Es hora de dormir. No quiero pensarte más, no por hoy. El reloj se hace más lento mientras más te pienso, y yo solo quiero descansar.

Son las diez y veintiocho. El reloj sí se había detenido, y mi página está completamente en blanco.

Martes 19 de noviembre de 2013

1 comentario:

  1. Te amo tanto por ser como eres y por las cosas que dices...es una delicia leerte!!!

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